Me hubiera gustado que me hubieses brindado la oportunidad de hacerte la persona más feliz de este mundo, hay tantas cosas que no he tenido tiempo de mostrarte, que quedarán todas ellas apiladas en el rincón de los abrazos, caricias y besos que no se dan, olvidados, rotos...
El punto final de esta historia se veía venir, y yo como espectador de una buena película, no terminaba de asumir que ya estaba en los créditos. ¡¡Equipo de demolición a la azotea!! Hay un montón de sueños, proyectos e ilusiones que destruir. Por más fuerte que lo desee nuestros caminos comenzaron a divergir unos pasos atrás, tanto, que la distancia que nos separa no nos permite el tocarnos. No volverás, ni yo volveré.
Me prometo a mismo no hacer de esto un drama, pero la función ya ha comenzado en mi sentir, y como dice la famosa canción: Show must go on.
Quizás sin ser conscientes hayamos tomado la decisión más sensata, pero para mi desde luego ha sido la más dolorosa y la más difícil de tomar.
Sufro al pensar que no te volveré a tener enroscada junto a mi en la cama, que mis caricias no podrán saciar el picor de tu piel, que no veré de nuevo esos labios sonreír por mi, ni por mi ni por nadie, porque no te volveré a ver, nunca podré ser tu amigo, ¿no lo entiendes? Me volvería a enamorar de ti. Me tienes loco, y la locura me va arrebatando la vida poco a poco.
Mi razón te comprende, pero mi sentir está roto, loco, triste, y especialmente apagado hoy. Hubiera apostado la cabeza por nosotros, y al final he terminado perdiéndola.
Tampoco me arrepiento. Contigo he aprendido más de lo que tu creerías haberme enseñado. Pero hay cosas que nunca se aprenden -o al menos yo nunca he aprendido- y es eso de no poner nunca tu felicidad en manos de otros, pero en mi caso no lo puedo evitar. En estas horas tristes que me ha tocado vivir, iré llamando a los bomberos para que empiecen con sus bombas a achicar todo el dolor que me inunda por dentro, y mientras tanto, desahogaré mis penas escribiendo y recordando algo que pudo y no ha sido. Aunque no lo escuches ni lo sientas, te quiero, y te he querido tanto, que no sé si podré acabar con el mal trago de esta turbia botella de amor que me ha emborrachado. Sólo el llanto podrá limpiar mis ojos para que pueda ver más claro el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario