martes, 3 de abril de 2012

Humanidad Inerte

Últimamente me siento inerte, carente de vida y cuasi de sentimientos. Con paso firme me dejo arrastrar al vacío... vacío que a su vez, día tras día, como la gota que forma una caverna de estigmas, dejo sin querer que se vaya apoderando de todo.
Ya nada me preocupa, soy un mero espectador pasivo de esta realidad, ahí fuera no me quedan sueños que cumplir ni mundos que conquistar. Ni la despiadada tristeza puede hacer mella en la roca de mármol, inerte, en cuyo interior me encuentro. No me preocupa que esta sensación sea pasajera o me vaya a acompañar el resto de mi vida. Me he despojado de aquello que me humanizaba y sin ser consciente rehuyo de toda compañía.
Intento que mi mente continúe en el estado estéril en que se encuentra, evito pensar porque las ideas me duelen, ruedan los días como el caer de las hojas de un árbol ya marchito y yo sigo en mi sitio, vivo, pero inerte.
Todo lo que me rodea parece rezumar ese apestoso olor a derrota que inunda la vida. He abandonado a su suerte la carrera de los sentimientos que tan ilusionado comencé a estudiar cuando tomé consciencia de que me sentiría incompleto hasta encontrar la pieza de puzle que completase este rompecabezas de vida, sin caer en el detalle, de que muchas piezas son de cristal: frágiles y a su vez tan transparentes, que las ilusiones opacas a través de las que encajamos se desvanecerán algún día.
Y aquí se queda ese atisbo de sentimientos que luchan por entrar en mi sentir, pero que innegablemente nunca podrá franquear los gruesos vidrios que se han interpuesto entre mi yo y mi realidad. Adheridos quedarán a un papel impregnado de amarga tinta del color del desamor... por momentos inmutables... por momentos en el olvido... pero ligados a mi ser como electrones que orbitan incesantes al núcleo de mi átomo.
El tiempo es la única constante en mi universo, y no me preocupa si varía la duración de un segundo o se colapsa en el infinito de esta soledad. El tiempo será lo único que hará mella en mi "ya" si no desaparece el incansable parpadeo de tu recuerdo. No se puede llegar a caer más bajo en lo que a humanidad respecta. Muchas son las noches en que el subconsciente onírico toma el timón de mis sueños trayendo de nuevo su imagen a mi memoria en tantas situaciones que teníamos por vivir ahora abortadas por la razón de mi consciente. Esas noches despierto de un dulce sueño que se hace pesadilla al retornar a la realidad... respiro profundo... enjuago la tristeza en la permeable resignación, y regreso al mundo del abandonado ensueño, donde no consigo aun comprender el por qué, pero de nuevo me esperas tu. Y así durante la permanente vigilia de todas las noches. Siempre soñando contigo hasta el alba que es cuando despierto y duermo.

Autor: Anticronista J.P

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