domingo, 29 de enero de 2012

El arte de pintar

Contemplando un cuadro que una amiga regaló a mi madre me pregunto, cuasi afirmo: seguro que cuando alguien pinta algo sabe previamente quién se lo ha inspirado o quién será el destinatario de tal valorado objeto.
Cada trazada, cada pequeña pincelada en el lienzo rezuma sentir... en cualquiera de sus vertientes, pero al fin y al cabo sentir.
Biendeseado por muchos poder de revivir o recrear un momento por la efímera eternidad, por el paso del tiempo. Tiempo que derrochamos diariamente como ricos emborrachados de champagne y del que nunca creemos que nos veremos faltos.
Pintar por ejemplo la constelación de estrellas que forman cada uno de tus lunares, y recorrer con mi lengua cada uno de los trazos que las dibujan, y volver a dibujar de nuevo, pero esta vez imaginando nuevos trazos y nuevos dibujos.
Descender por el sendero que me brindan los valles que convergen de tus caderas, deteniéndome en cada pequeño bello volviéndolo a peinar con mi pincel. Saborear la textura de cada uno de tus poros. Beber del arroyo del deshielo de las cumbres para así volver cargado de inspiración y terminar fundiéndome con la obra en el súmum del artista en un intercambio de matices y colores que ya envidiaría para si el arcoiris.
Yo sólo me conformaría con ser pintor para poder dibujar tu silueta cada vez que quisiera.

jueves, 19 de enero de 2012

Felicidad

    Después de todo, ¿qué es la felicidad?
    Amor, responden. Pero el amor no da, y nunca ha dado felicidad. Todo lo contrario, siempre es una angustia, un campo de batalla, muchas noches en vela, preguntándonos si estamos haciendo lo correcto. El verdadero amor está hecho de éxtasis y agonía.

    [....]

    He buscado la felicidad durante mucho tiempo de mi vida; ahora lo que quiero es alegría. La alegría es como el sexo: empieza y acaba. Yo quiero placer. Quiero estar contenta, ¿pero felicidad? Yo no caigo en esa trampa.
    Cuando estoy con un grupo de personas y decido provocarlas mediante una de las cuestiones más importantes de nuestra existencia, todas dicen: <<Soy feliz>>.
    Sigo: <<¿Pero no quieres tener más, no quieres seguir creciendo?>> Todos responden: <<Claro.>>
    Insito: <<Entonces no eres feliz.>> Todos cambian de tema.

    [....]
 
    No es la felicidad; es un deseo. Y los deseos siempre son incompletos: cuando se realizan, dejan de ser deseos, ?no¿

martes, 17 de enero de 2012

Miradas que acarician, Faros en la oscuridad

En lo primero que siempre me fijo es en la mirada, ese extraño cruce de proyecciones subjetivas y objetivas a contratiempo.
Los ojos, nuestra mayor ventana a la realidad, son transparentes, se puede mirar más allá de ellos, hasta allí donde se fabrican y entretejen las ideas y las emociones. Y estoy casi seguro de que los tuyos no me engañan. Tu puedes intentar engañarme pero tus ojos no te acompañan.

Tus ojos  , tus     ojos   ,      tus         ojos     ...
¿qué tendrán tus ojos que tanto atraen a los míos?
¿Qué habrán visto dentro que ya no quieren dejar de mirar?
 Si en mis sueños sin saberlo labran caminos,
y también sin saberlo a mis ojos en ocasiones hacen tiritar

El color de la naturaleza inunda tus pupilas, acorde con tu espíritu salvaje, libre, y a día de hoy inalcanzable como un ídolo para mi permaneces...
El roce de tu pestañas destellea cuando me ves, y como un faro, llaman a mis ojos tus ojos. Ya no estoy perdido, me iluminas, me calientas y me traes esperanzas... das un punto de apoyo y referencia a mi carta de navegación.
Pero no me engañas, no puedes, tu mirada te delata, tu mirada te traiciona y me acaricia cuando de mi sin querer queriendo la apartas. Tu no puedes verlo, sería absurdo que te pudieses ver a ti misma a través de tus ojos pero hacia adentro. Y sé que no es fruto de la casualidad, la misma mota de polvo no puede volver a visitar dos veces la misma pestaña, es estadísticamente indemostrable. Y tu mirada siempre es la misma, y me habla, siempre me habla, pero por desgracia el lenguaje de las miradas aun no ha sido inventado, y por más que quiero no la entiendo, y por más que escucho sigo sin comprender nada, sé lo que me grita pero no ni cómo, ni qué, ni dónde, ni cuándo, ni si cabrá preguntarse algún por qué...

Así que aunque puedo presumir de que tengo un faro, no sé como usarlo y sin quererlo navego perdido.
¡¡Qué pena que a día de hoy ya no queden fareros!!

lunes, 16 de enero de 2012

Cita:

La mano que traza las líneas refleja el alma de quien las escribe.

Sueño despierto y vivo soñando.

No es sano soñar despierto, nunca lo ha sido, sólo soñamos cuando dormimos, porque quizás nuestro bien diseñado cuerpo trate así de protegernos de estos sueños. Alegría cuando anochece y nos introducimos en ese mágico y reparador mundo, y oscuridad al alba, cuando anochece en el mundo de los sueños y somos expulsados de él; amanece la realidad. Noche y día, luz y oscuridad, agua y aceite, ying y yang. En una dicotomía constante parece moverse mi vida como un barco zarandeado por las olas, a babor, a estribor, babor, estribor... Ya no me mareo, no. Me he acostumbrado a este vaivén incesante de patadas en el culo, en que hay días que son tantas, que no me da ya tiempo a disfrutarlas todas, y otros días... en que solo queda el frío e invernal viento, que limpia el polvo mágico con el que se cubren los recuerdos y que hace que no se desvanezcan como pasa con los sueños. La lluvia de los ojos comprueba con agrado que los surcos de su paso por mi mejilla aun siguen ahí, y no tendrá que abrir nuevos caminos, no al menos por ahora. Tanto tiempo ha estado lloviendo que ya no me duele no ver el Sol al despertar. Y como sin Sol no hay fotosíntesis, terminará marchitada y ahogada la planta de mi amor en el remanso de lágrimas de un algo imposible, que en una proporción justa debería mantenerla con vida, pero que en exceso, termina ahogando y marchitándola.
Como constante ley en el universo, al igual que la gravedad, la resignación es lo que queda cuando 2 masas  irremediablemente se alejan en dirección opuesta y con velocidades distintas. La resignación, sí. Resignémonos a lo que nos toca vivir, porque al igual que ocurre con la gravedad, a día de hoy contra esta fuerza es imposible luchar.

Besos lascivos y furtivos
sin vía de escape de mis labios
recorren una y otra vez mi boca
para finalmente acabar ahogados y tragados
como todo aquello que no podemos dejar escapar de nosotros.
Porque de ser así iríamos dejando pedacitos de alma en el camino
hasta quedarnos vacíos y esparcidos por el mundo.

viernes, 13 de enero de 2012

Fragmento de un cuento que me ha gustado mucho.

Leandro:
"Leandro era un joven enamoradizo. Siempre estaba enamorado, y una consecuencia lógica de ello era que continuamente se estaba también desenamorando. A veces se enamoraba varias ocasiones en un mismo día, pero a él le daba igual. Tenía corazón para eso y para mucho más. Otra consecuencia de su enamoramiento continuo eran los rechazos y desengaños. También esto le daba igual; para los primeros, siempre quedaba la opción de enamorarse de nuevo, y para los segundos... Para los desengaños, Leandro tenía la opinión de no ser nunca tales, pues en cada brizna de amor quedaba siempre un minúsculo grano de polen que podría hacerlo germinar en cualquier otro momento. Cosas tangibles, cosas abstractas, objetos, ideas, naturaleza, artificio... nada escapaba a la mirada enamorada de Leandro, ni siquiera las personas. No; definitivamente, no era un joven inadaptado, ni siquiera para el complicado mundo post adolescente en el que vivía."

El Sr. Blanco:
No tenía muchos amigos, en parte porque la vida le había enseñado que muy pocas personas merecen ese calificativo, y en parte porque la vida misma se había en cargado de devolverlos a todos al polvo del que procedían. Aún así, el señor Blanco era amigo de sus amigos, de los pocos que tenía, y gozaba de su compañía y de sus ausencias. Lo que sí tenía el señor Blanco era multitud de conocidos. Los tenía de todas las edades, de todas las razas, de diferentes nacionalidades...  
Autor: Jose Manuel Reina Garnacho

Fuente: http://josemanuelreina.blogspot.com/

lunes, 2 de enero de 2012

Reflexión

Dice la sabiduría popular que un clavo saca a otro clavo. Yo, el sábado ya me acerqué a la ferretería :)